sábado, 2 de junio de 2007

La cuestión de la mujer en la masonería

La clave de la cuestión femenina en la masonería es si las mujeres iniciadas son reconocidas como Hermanas y mantienen pleno su derecho a visitar todas las Logias de la Hermandad, dado que lo propio en masonería es el vínculo que se establece entre las diferentes Logias que forman la Cadena de la Unión masónica y que las visitas de Logia en Logia es una característica esencial de la vivencia masónica, consecuencia del "reconocimiento masónico", pues sólo quien es masón puede ser recibido en una Tenida normal. Por eso, cuando las Logias del Gran Oriente de Francia admiten la visita de hermanas, están con ello reconociendo plenamente el valor y la regularidad de su iniciación masónica y, por eso, cuando algunos masones, quizás para camuflar sus verguenzas, insinúan que ellos sí reconocen a tales hermanos o hermanas de otras Obediencias sólo que no pueden aceptar que visiten sus Logias, están tergiversando un principio básico de la masonería. Visitar las Logias de la amistad es un derecho de todo masón o masona regularmente iniciado/a.
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Cuando, como ocurre con la masonería de la regularidad anglosajona, se considera la iniciación femenina como una "irregularidad" y se prohíbe todo contacto masónico con quienes admitan mujeres en la masonería o tengan contacto con quienes las admitan, se trasciende, en mi opinión de la libertad que tiene cada grupo para configurarse como una organización masculina, femenina o mixta, para convertirse en una intoleranble discriminación por razón de género, contraria al principio masónico de igualdad.
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Esto no es de hecho lo que ocurre en el espacio de la masonería liberal y adogmática, en el que existen logias masculinas, femeninas o mixtas, sin que esto suponga ningún tipo de menoscabo al reconocimiento mutuo entre sus miembros y, por tanto, al cumplimiento de los deberes fraternales que conllevan los usos y normas masónicas, entre ellos, el derecho a visitar las Logias de la amistad.
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Debemos comprender que hay masones y masonas que se encuentran más cómodos/as participando en una Logia formada por miembros de su género. Las motivaciones para ello pueden ser muchas, no siendo la menor la confianza que este hecho inspira a sus parejas profanas, cuando una o dos veces a la semana están fuera de casa, a veces horas, para acudir a unas ceremonias "secretas". Es una razón muy espúrea, pero totalmente práctica y real. En princpio no debería haber nada malo en ello. La libertad en este sentido es lo deseable, siempre y cuando no conlleve una discriminación ni un rechazo al reconocimiento fraternal hacia nadie por razón del género.
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En mi opinión personal, y quitando las razones verdaderamente machistas o magico/estúpido/esotéricas, la mayor resistencia yo creo que se encuentra en el aspecto convivencial que permite a los hermanos mantener ese marco de confianza complice que se establece cuando los hombres se reúnen entre sí o las mujeres entre sí. Es algo muy agradable que todos habremos experimentado y que muchos temen perder en la Logia mixta. Pero claro, una Logia no es sólo un club convivencial, y aquí está la clave: ¿cuál es el objetivo final de una Logia? Desde el momento en que este aspecto convivencial da paso en un plano principal a los aspectos filosóficos y transformadores de la sociedad, me parece que la configuración de la logia mixta se torna no sólo más lógica sino casi imprescindible.
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Los argumentos que se basan en supuestas razones iniciático/esotéricas, telúricas u otros por el estilo, entre los cuales, uno muy habitual es el que dice que los ritos masónicos fueron ideados por hombres y para hombres, obedecen a dos razones. Una supone una burda excusa que esconde la vergüenza de una razón sexista. La otra se basa en la idea de que el ritual masónico es una especie de práctica yóguica o psicofísica capaz de producir por sí mismo efectos transformadores de la conciencia y en la que entrarían en juego una suerte de elementos telúricos. No comparto ni una cosa ni la otra. El ritual es un marco, que obviamente tiene unos fines. Pero éstos apuntan más bien a la creación de un espacio adecuado para la reflexión, el ejercicio del dialogo y la organización del trabajo. Sus ritos fueron hechos para hombres y por hombres, seguramente, al igual que lo fueron las reglas de los parlamentos democráticos y tantos otros productos culturales gestados en una época en la que la mujer no jugaba un papel social abierto. Pero esto ha cambiado y los rituales también han evolucionado por ello. La clave está en no considerar el ritual masónico como una misa o una ceremonia mágica sino como un producto cultural.
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Dentro del Gran Oriente de Francia hay quienes proponen la reglamentación de una libertad plena, es decir, que haya logias que admitan si quieren la afiliación de mujeres y otras que sean sólo masculinas o sólo femeninas pero todas federadas bajo la misma Obediencia (esa es la posición democráticamente decidida por la Logia Luz Atlántica a la que pertenezco).
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Otra opción, como transacción plantea que se permita afiliar a las Hermanas ya iniciadas en las Obediencias femeninas y mixtas. Hay incluso logias del GODF que se plantean iniciar a mujeres sin más, porque ocurre que no existe ningún artículo ni de la Constitución ni del Reglamento General del GODF que diga que no es posible hacerlo, que los miembros del GODF deben ser masones (varones) ni nada parecido. Estamos pues ante una pura y controvertida tradición.
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Si hablamos de lo que está siendo la evolución dentro del GODF, se puede decir que es probable que, de una u otra manera, las mujeres se conviertan en miembros más temprano que tarde. La propuesta llega a la Asamblea General todos los años, cada vez son más los Delegados que votan a favor de la misma, hay logias del GODF pro mixticidad que forman juntas un asociación que tiene este objetivo, el debate está hoy muy presente en los órganos de decisión del GODF.
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La Logia a la que pertenezco, es masculina, no tiene ninguna necesidad de dejar de serlo. Al margen de eso, adoptó por unanimidad solicitar al GODF que permita a cada Logia iniciar a mujeres si es su voluntad. La propuesta de Luz Atlantica consiguió un número de apoyos de en torno al 40% (creo recordar) en la Región 17 del GODF, un apoyo sin precedentes creo. Cada año seguiremos apoyando esta moción.
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En oposición a esta solución, hay muchos hermanos que defienden el statu quo actual, compuesto por Obediencias masculinas, mixtas y femeninas, con un estrecho marco de cooperación entre ellas que permita una política abierta a la visitas e, incluso, la doble afiliación de los miembros de las Obediencias femeninas o masculinas con las Obediencias mixtas. Entienden estos hermanos que, de esta manera, se da respuesta a todas las opciones, sin vulnerar los principios de libertad, igualdad y fraternidad, y respetando las características históricas de las Obediencias masculinas, mixtas y femeninas que existen en la actualidad.
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Sin embargo, yo opinio que lo que define a una obediencia no es sólo el hecho de que sea mixta, masculina o femenina, adogmática o dogmática, sino más cosas. Por ejemplo, entrarán en juego su configuración organizativa, el rito que practican, la regularidad de sus trabajos, su mayor o menor enfoque hacia el debate social o hacia la instropeccion, etc. Puede que haya señoras, en este caso, que desearían formar parte del GODF por lo que es el GODF (más allá de que hoy en día afilie sólo a señores) como obediencia histórica, por sus valores y presencia social, por sus ritos y la forma de concebirlos, etc.
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De hecho es mi caso, como miembro del GODF me encantaría formar parte de una Logia mixta, pero de una Logia mixta del Rito Francés y no otro rito, pero en una Logia que se orienta hacia el debate filosófico y la acción social, no sólo a la introspección ritual, pero en una Logia que sea reconocida por el GODF y cuya afiliación puedo compartir con mi afiliación a una Logia masculina del GODF de la que también quiero seguir siendo miembro.
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Para alguien como yo la alternativa es un GODF que permite la triple opción, es decir, que sus logias se configuren libremente como femeninas, mixtas o masculinas, formando todas parte de una misma Obediencia. A mí esta opción sí me parece que optimiza mejor que ninguna otra el principio de liberdad, igualdad y fraternidad, porque si bien mantiene un perfecto principio de integración y de igualdad entre los miembros de una misma fraternidad y bajo el modelo de una misma constitución respeta la libertad de cada uno para formar parte del modelo logial (mixto, femenino o masculino) que mejor le plazca, e incluso combinarlos. Hasta ahora, no he logrado que nadie me de una razón filosóficamente convincente que haga desaconsejable este modelo o que demuestre que existe otro mejor.

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